Elsa Maggi
Elsa Maggi nació en Mercedes en 1920. Su padre, Pedro Maggi, un barraquero italiano instalado en la ciudad, guardaba un anillo con brillantes para uno de sus hijos, el que decidiera ser arquitecto, con la esperanza de que esta joya pasara de generación en generación. El Sr. Maggi anhelaba hubiese arquitectos en la familia.
Elsa se trasladó a la capital del país para continuar sus estudios, al igual que ocho de sus hermanos y hermanas (eran once en total). Durante su época de estudiante, fue compañera de Nelly Grandal, quién contó en la publicación “Viejas Bravas” (Editorial Palabra Santa), que al verlas entrar a la casa de estudios un grupo de hombres exclamó “¡mujeres, mujeres!”. Así de llamativo resultaba en los años 40 ver mujeres estudiando la carrera de arquitectura.
Al fallecer su padre, es uno de sus hermanos, químico de profesión, quien se hace cargo de costear los gastos para que Elsa continuase sus estudios en Montevideo. Justamente es Nelly Grandal, quien al verla “desamparada, sola y canaria”, la acoge en su hogar, donde viven juntas hasta el casamiento de Nelly con el arquitecto y compañero de estudio de ambas, José Scheps.
Elsa se recibió a los 25 años, en 1945. Uno de los grandes pilares en su vida profesional fue el Arquitecto Roberto Tiscornia, con quien trabajó en la actividad privada. Luego, trabajó en la órbita pública en el Ministerio de Obras Públicas, donde realizó, entre otras, quizás su obra más reconocida: el Liceo N.°6, Francisco Bauzá (1954-1958). En el MOP, también conoció al abogado que sería su marido, el Dr. Corleto.
En 1947, viajó a Perú al VI Congreso Panamericano de Arquitectos representando al Ministerio junto a un nutrido grupo de arquitectos y arquitectas, entre las que se encontraban Sara Morialdo y Nelly Grandal, compañeras del Ministerio.
A los 50 años, se jubiló del Ministerio de Obras Públicas. Continuó dando clases de matemáticas en liceos públicos de la capital. De hecho, sus hijos recuerdan más su rol como profesora que como arquitecta.
Después de jubilada, fue de viaje junto a su marido y su auto (un Volkswagen “Fusca”) a Europa por cuatro meses. En Alemania, arreglaron el motor del vehículo y volvieron al Uruguay.
Elsa usó siempre su anillo.
